Monday, June 6, 2011

SABIDURIA, RECTITUD DE VIDA

De los que dejan las sendas de rectitud, para andar por los caminos tenebrosos; … de los que se deleitan en hacer el mal, y se regocijan en las perversidades del mal, … cuyas sendas son torcidas, y se extravían en sus senderos.
Proverbios 2:13-15

A través de los tiempos, uno de los mayores problemas que se he visto dentro de la humanidad, ha sido el de que cada ser humano ha querido hacer las cosas a su propia manera.  El estándar moderno es que cada persona tiene el derecho, no necesariamente la capacidad, de determinar para sí mismo lo que es bueno. Lo interesante es que esto ha ocurrido a través de las edades, aún en los tiempos Bíblicos, que el hombre hace lo que “le parece bien ante sus propios ojos”. Entonces la moralidad se vuelve algo aplicable a los tiempos en que se están viviendo, determinado por la condición espiritual, mental o emocional de los tiempos.

El plomo o el estándar de la fe, del pensamiento o de la moralidad siempre ha sido el de Dios, haciendo lo que ha sido establecido como “el bien, y “lo bueno”, diferenciando entre el bien y el mal.  La realidad es encontrada en que el corazón humano y no renovado es lo más engañoso que hay en toda la creación, sin la capacidad de diferenciar entre lo que es correcto o incorrecto, siempre queriendo agradarse a sí mismo y salirse con la suya. El corazón, en esa condición, es tan malvado que está dispuesto a inducir a otros al pecado, simplemente por encontrar un placer en el mal, llevando a otros a la perdición, o deleitándose por la influencia negativa que tiene sobre otros.

Todos los que hemos tenido el gusto de ser padres, sabemos que cada criatura, viene con un pensamiento determinado en lo que le gusta o no le place. La lucha eternal entre lo que debe o no quiere comer, se vuelve para muchos padres una pesadilla diaria. Muchas veces los padres ceden o se rinden ante esta lucha, por mantener la calma, haciendo solamente lo que le gusta a sus hijos, sin reconocer que cada uno de esos hijos no tienen la capacidad de escoger para sí mismos, sino que ellos han sido llamados por Dios a “entrenar al niño en su carrera”.  Aún la lógica modera es que al hijo hay que permitirle a que decida que música escuchar, que películas ver, que puede accesar en el internet o, peor, que creencia seguir.  Con tanta razón, que estamos viendo que la sociedad está en una condición de decaimiento y todo está boqui abajo, porque le hemos permitido a los que no tienen la capacidad de escoger a que lo hagan.

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