Monday, January 31, 2011

SABIDURIA, SABER CUANDO HUIR DE LA SEDUCCION …

Hijo mío, si los pecadores te quieren seducir, no consientas.
Proverbios 1:10 (LBLA)

Diariamente, no hay ni uno de nosotros que no seamos bombardeados exterior e interiormente por cosas que desean encaminarnos hacia la destrucción. El enemigo usa de cualquier oportunidad para poner piedra de tropiezo delante de nosotros, si no puede destruirnos, por lo menos obstaculizar e interferir lo que nosotros logremos alcanzar o llegar a ser. Él conoce nuestras debilidades y plenamente aprovechará las oportunidades en las cuales nosotros estemos vulnerables.

La tentación no sería “seducción” si no fuera porque hay dentro de nosotros la posibilidad de que cedamos ante ella, hay una atracción natural en nosotros hacia esa acción o actitud. Lo que fortalece esa tentación es que dentro de cada uno de nosotros hay el profundo deseo y la satisfacción de haber hecho lo que va en contra de lo que se nos ha ordenado o enseñado que no nos conviene.

El llamado es el de no consentir; el no ceder nuestros derechos, de no entregarnos plenamente a lo que se nos poner por delante. Cuando consentimos estamos cambiando bueno por lo mediocre, lo permanente por lo pasajero, o lo eternal por lo temporal. Cuantas veces no valoramos lo que tenemos en Dios y estamos dispuestos a poner todo en juego por un simple efímero placer, que a la larga nos roba de nuestra libertad, limitando nuestra efectividad, reduciendo nuestra calidad de vida, y robándonos de las relaciones interpersonales que Dios nos ha enviado.

La única forma de vencer estos ataques es uno a la vez, cuando reusamos entregarnos a ellas, con cada oportunidad hemos logrado crecer y fortalecernos más, dándonos mayor fuerza para vencerla la próxima vez. Es determinar en nosotros mismos de vivir en estándar diferente, dispuestos a poner orden en nuestras vidas, dándonos la oportunidad de vivir una vida plena en Dios.

Monday, January 24, 2011

SABIDURIA, LA GRACIA QUE NOS ACOMPANA ...

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre; porque guirnalda de gracia son para tu cabeza, y collares para tu cuello.  Proverbios 1:8,9 (LBLA)

Una de las increíbles promesas de Dios para nuestras vidas está cimentada sobre la necesidad de atender a la “instrucción de tu padre” y de no dejar la “enseñanza de tu madre”.  Esto no describe simplemente el respeto que le tenemos a las personas que llamamos padre o madre, sino la apertura y humildad que hay en nosotros de ser “enseñables” o corregibles. 

La promesa es que Su gracia nos acompañará a través de todos los momentos de la vida.  Recordemos que la palabra “Gracia” es Su don inmerecido, la cual Dios nos da a pesar de nuestro pasado.   La gracia es descrita en las Escrituras como Su favor que está con nosotros por donde andemos.  Es la que abre puertas y oportunidades delante de nosotros, que nadie, ni aún el enemigo, pueden cerrar.  Su gracia es descrita como los dones y habilidades que Dios pone dentro de nosotros, los cuales no solamente dan carácter y calidad a nuestras vidas, sino la que nos permite alcanzar alturas dentro de todos los ambientes en donde nos desenvolvamos.  Para estas personas su futuro es literalmente ilimitado.

Sobre todo, Su gracia representa el llamado, el plan, que Dios tenía dentro de sí mismo para cada uno de nosotros, aún antes de que fuéramos concebidos.  Recordemos que su Palabra nos dice que Sus planes para nosotros siempre han sido de “bienestar y no de calamidad, para daros un futro y una esperanza” (Jer. 29:11).


Monday, January 17, 2011

EL PRINCIPIO DE LA SABIDURIA...

El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.
Proverbios 1:7 (LBLA)

En la prisa y el anhelo de llegar a ser alguien en la vida, muchos de nosotros estamos dispuestos a tomar atajos, olvidando que para Dios no es tan importante la meta, sino el proceso para llegar a la meta.  El sabio Salomón, después de haber recibido la promesa y el don de Sabiduría departe de Dios, no comprendió que sería el inicio de un nuevo camino, a través de la vida, que lo llevaría a probar de todo lo que había en esos días a disposición de la humanidad. 

Salomón comienza sus escritos con el tema de la sabiduría, mostrándonos lo complejo que es  lograr caminar sabiamente en nuestras vidas.  Falsamente para muchos, la sabiduría esta edificada sobre la base del conocimiento humano experimental, creyendo que con el tiempo lograran obtener este gran entendimiento.  Contrariamente, la sabiduría está fundamentada en el Temor de Dios, la cual es la base de nuestra relación con Dios.

El temor de Dios es uno de los temas más extensos en la Biblia, encontrado dentro de cada uno de sus libros, descrito fundamente en detalle por todos los escritores. Salomón comienza con este tema diciéndonos que “el temor del Señor es el principio de la sabiduría” y concluyendo sus escritos en Eclesiastés  (12:13) “La conclusión, … es ésta:  teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto concierne a toda persona.”

El Temor de Dios es considerar y juzgar nuestras acciones por medio de los ojos de Dios. No determinando lo que es bueno o agradable ante nuestros propios ojos, sino con los de Dios. El temor de Dios determina nuestras acciones, actitudes y pensamientos, aunque conscientemente parezca que Dios está ausente, el Temor de Dios no nos permite que hagamos lo que carnal o intuitivamente deseamos, sino que nuestro amor por Dios nos motiva. El Temor de Dios no solamente es el amor que tenemos por Él que nos lleva a obedecerle, sino demostrarle el respeto, la reverencia y el honor que Él se merece. Hasta entonces podremos iniciar en nuestra jornada hacia la Sabiduría.