Monday, June 27, 2011

SABIDURIA, MORADA DE SEGURIDAD

Porque los rectos morarán en la tierra, y los íntegros permanecerán en ella; … pero los impíos serán cortados de la tierra, y los pérfidos serán desarraigados de ella.
Proverbios 2:21-22 (LBLA)

Muchos nos podríamos preguntar: ¿Cuál es la verdadera marca de la prosperidad y el éxito? Conforme a la opinión general; el alcanzar a tener mucho dinero, propiedades, y el honor, respeto y la admiración de muchos.  ¿De que sirve lograr estas cosas efímeras, si no tenemos la estabilidad para lograr gozarlas? Cuando vemos la intención de Dios; para Él el éxito tiene más que ver con la capacidad de vivir una abundancia de vida, gozando de lo poco o lo mucho que hemos logrado obtener.   

Cuando buscamos las riquezas neciamente, manipulando las circunstancias, buscando alcanzar las riquezas  rápidamente, notaremos que ellas no son valoradas y permanentes.  Para alcanzar la prosperidad debemos tener un plan sensato y sabio, una estrategia a corto y a largo plazo.  Definitivamente la prosperidad es el resultado de un arduo trabajo y tener una clara visión del futuro.

Cuando caminamos sabiamente delante de Dios y de los hombres, podremos ver los planes de Dios cumplidos dentro de nuestra vida; más cuando nos rebelamos, Dios podrá cortarnos de ese futuro que Él ha estado soñando sobre nosotros. La verdadera bendición es lograr tener una calidad de vida, tener personas con quien gozar de esa vida y tener a Dios de nuestro lado, fortaleciéndonos y llenándonos de gracia para que logremos vencer y sobrepasar los problemas que definitivamente vendrán a nuestras vidas.

La mejor forma de garantizar nuestro futuro es disponiéndonos sabiamente a vivir una vida recta, agradable a Dios, alejándonos de las cosas que no nos convienen.  Entonces el favor de Dios ira delante de nosotros llenándonos de Su gracia delante de los hombres, bendiciendo todo lo que nosotros pongamos nuestras manos para hacer.

Monday, June 20, 2011

SABIDURIA, DEL LADO VENCEDOR

Por tanto andarás en el camino de los buenos, y guardarás las sendas de los justos;
Proverbios 2:20 (LBLA)

Si una palabra pudiera definir la labor de la sabiduría dentro de nuestras vidas es: escudo. En nosotros que poseemos, por lo mínimo en potencia, la sabiduría de Dios, deberíamos de lograr caminar en sensatez, creando un estándar para nuestras vidas hacia donde caminar; logrando modelar correctamente los principios que tanto hemos predicado a través de los años.

Dentro de todos nosotros mora el pecado; siendo la tendencia y la debilidad hacia ciertas cosas que nos podrían derribar. La tentación realmente ocurre cuando hay la posibilidad de caer, porque hay el deseo o la voluntad de hacer lo contrario, lo que se nos ha determinado que no debemos o produce en nosotros el inmenso placer que nos seduce. Nuestro viejo hombre siempre quiere hacer lo que es contrario o lo que se le prohíbe a hacer.

Para el hijo de Dios hay un estándar, una “medida” establecida por Jesucristo, definiendo lo que es llegar a ser “justo” o “bueno”.  A pesar de nuestra naturaleza humana-carnal, Dios ha puesto dentro de nosotros la capacidad de alcanzar grandeza, logrando el éxito conforme a la definición divina.

Cotidianamente la sabiduría es definida por las decisiones que tomamos, cuando somos bombardeados por los diferentes dilemas de la vida. Al sabio no hay que controlarlo o supervisarlo, porque ha desarrollado la disciplina interna para lograr caminar en fidelidad, honestidad y constancia en cualquier ambiente que se encuentre. Su rectitud no depende del ambiente, sino de la transformación de su corazón y de la madurez que ha desarrollado con su la intimidad que tiene con Dios.


Friday, June 17, 2011

SABIDURIA, LIBRANDONOS DE LAS PRESIONES SEXUALES

Ella te librará de la mujer extraña, de la desconocida que lisonjea con sus palabras, … la cual deja al compañero de su juventud, y olvida el pacto de su Dios; … porque su casa se inclina hacia la muerte, y sus senderos hacia los muertos; … todos los que a ella van, no vuelven, ni alcanzan las sendas de la vida.
Proverbios 2:16-19 (LBLA)

Hay momentos en la vida, en donde tenemos la oportunidad de decidir hacer lo que nos puede dar una satisfacción pasajera, o determinar edificar algo que durará una vida entera. Hay muchos de nosotros que no comprendemos las dimensiones de lo que tenemos, hasta que lo hemos perdido, no habiendo determinado hacer de nuestras relaciones, especialmente matrimoniales, algo que edifique, vitalice y levante nuestras vidas.

Como un edificio, el matrimonio no es el resultado inmediato de haberse “enamorado”, sino que es el resultado de la constancia, fidelidad y compromiso, levantándonos diariamente con la determinación de amar, perdonar, aceptar y ayudar a los demás.

De vez en cuando uno encuentra “matrimonios” que no deberían de estar juntos, son venenos el uno para el otro. Más la mayoría de las veces que ocurre una infidelidad conyugal, se dio porque los dos no se comprometieron a vivir sus vidas al estilo modelado por Jesucristo; no vivieron el uno para el otro. En muchas oportunidades es un acto de escapismo, queriendo escaparse física, emocional, mental o espiritualmente de una situación que ellos consideran que no les conviene.

Más en un alto número de casos, encontramos que la infidelidad no tenía una base verdadera; no habían heridas en el corazón de la persona por el maltrato recibido, o no había ocurrido una previa infidelidad en la pareja; sino que el uno para el otro estaban viviendo vidas separadas, buscando egocéntricamente el placer efímero individualmente.   La Fidelidad no es una coincidencia, sino el resultado de una determinación de poner límites de protección en nuestras vidas, para no encontrarnos en momentos y lugares inapropiados, vulnerables ante las maquinaciones del enemigo.

Monday, June 6, 2011

SABIDURIA, RECTITUD DE VIDA

De los que dejan las sendas de rectitud, para andar por los caminos tenebrosos; … de los que se deleitan en hacer el mal, y se regocijan en las perversidades del mal, … cuyas sendas son torcidas, y se extravían en sus senderos.
Proverbios 2:13-15

A través de los tiempos, uno de los mayores problemas que se he visto dentro de la humanidad, ha sido el de que cada ser humano ha querido hacer las cosas a su propia manera.  El estándar moderno es que cada persona tiene el derecho, no necesariamente la capacidad, de determinar para sí mismo lo que es bueno. Lo interesante es que esto ha ocurrido a través de las edades, aún en los tiempos Bíblicos, que el hombre hace lo que “le parece bien ante sus propios ojos”. Entonces la moralidad se vuelve algo aplicable a los tiempos en que se están viviendo, determinado por la condición espiritual, mental o emocional de los tiempos.

El plomo o el estándar de la fe, del pensamiento o de la moralidad siempre ha sido el de Dios, haciendo lo que ha sido establecido como “el bien, y “lo bueno”, diferenciando entre el bien y el mal.  La realidad es encontrada en que el corazón humano y no renovado es lo más engañoso que hay en toda la creación, sin la capacidad de diferenciar entre lo que es correcto o incorrecto, siempre queriendo agradarse a sí mismo y salirse con la suya. El corazón, en esa condición, es tan malvado que está dispuesto a inducir a otros al pecado, simplemente por encontrar un placer en el mal, llevando a otros a la perdición, o deleitándose por la influencia negativa que tiene sobre otros.

Todos los que hemos tenido el gusto de ser padres, sabemos que cada criatura, viene con un pensamiento determinado en lo que le gusta o no le place. La lucha eternal entre lo que debe o no quiere comer, se vuelve para muchos padres una pesadilla diaria. Muchas veces los padres ceden o se rinden ante esta lucha, por mantener la calma, haciendo solamente lo que le gusta a sus hijos, sin reconocer que cada uno de esos hijos no tienen la capacidad de escoger para sí mismos, sino que ellos han sido llamados por Dios a “entrenar al niño en su carrera”.  Aún la lógica modera es que al hijo hay que permitirle a que decida que música escuchar, que películas ver, que puede accesar en el internet o, peor, que creencia seguir.  Con tanta razón, que estamos viendo que la sociedad está en una condición de decaimiento y todo está boqui abajo, porque le hemos permitido a los que no tienen la capacidad de escoger a que lo hagan.