Monday, April 25, 2011

SABIDURIA, IMPACTO INTERNO Y MANIFESTACION EXTERNA

Hijo mío, si recibes mis palabras, y atesoras mis mandamientos dentro de ti,
Proverbios 2:1 (LBLA)

Una de las cosas que se podrían caracterizar como las más difíciles en nuestras vidas, es la voluntad o disposición de atender al consejo de otros.  Consciente o inconscientemente muchos creemos dentro de nosotros que tenemos todas las respuestas, en contradicción al hecho que muchos todavía ni conocemos las preguntas. 

Sería paradójico proponer que tengamos una expresión externa de lo que no ha ocurrido internamente primero.  En la vida cristiana encontramos que Dios siempre nos impacta primeramente el nuestro mundo interior, logrando como resultado, con el tiempo,  la completa transformación de nuestro mundo exterior.  La evidencia de que Dios nos ha tocado es que nuestras vidas han sido impactadas por su presencia integralmente, de adentro para fuera.

El impacto interior depende de nuestra disposición y disponibilidad de aceptar el consejo, especialmente de las personas que tienen algo que aportar a nuestras vidas, esencialmente de alguien que para nosotros es una imagen paternal, que respetamos y tiene influencia en nosotros.  Toda persona, no importando su edad, genero, o experiencia vivida, tiene algo que puede aportarnos que nos ayudará ser mejores seres humanos.

El secreto de la sabiduría es atesorar y valorar esas pequeñas contribuciones o tesoros que personas nos han impartido, comprendiendo que las cosas que tienen un mayor impacto en nuestras vidas no son las increíblemente profundas, sino las que logramos aplicar a nuestro diario vivir, el resto es superficial y sin razón.

Monday, April 18, 2011

SABIDURIA, CAMINANDO EN SEGURIDAD

Pero el que me escucha vivirá seguro, y descansará, sin temor al mal.
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Proverbios 1:33 (LBLA)

De tiempo en tiempo, yo me encuentro con gente que asume creer tener el total derecho de hacer sus propias decisiones. Eso nos parece familiar a cada uno de nosotros, porque recordamos el tiempo éramos así, especialmente en nuestra adolescencia. Insistíamos en hacer nuestra propia voluntad, creyendo no necesitar que nadie nos aconseje. Esto se parece mucho a lo que la Biblia nos recuerda, que desde que nacimos, la necedad ya mora dentro de nuestro corazón.

Una de las cosas que he aprendido con el tiempo, es el descanso que uno encuentra en el dar cuenta de nuestras acciones y aprendiendo a pedir consejo en los quehaceres de la vida. No hay cosa más increíblemente difícil que sabe que somos integralmente responsables de nuestras propias vidas y acciones, más cuando pedimos consejo, estamos descansando en el hecho que por lo menos hemos logrado recibir la guianza de alguien que no todo el tiempo concordará con nosotros o buscará agradarnos con sus respuestas.

Cuando aprendemos a recibir órdenes o aceptar los consejos departe de nuestras autoridades, estamos descansando en que ellos tendrán que responder delante de Dios por las palabras y los consejos que nos han dado.

Buscando, atendiendo y escuchando a los consejos sabios de personas que han vivido y experimentado lo que nosotros podríamos estar enfrentando por primera vez, debería de ser algo deseable, por el resultado positivo, la seguridad que eso conlleva dentro de nuestras vidas.

Friday, April 15, 2011

SABIDURIA, CONTRARIA A LA NECEDAD

Porque el desvío de los simples los matará, y la complacencia de los necios los destruirá.
Proverbios 1:32 (LBLA)

Constantemente estaremos enfrentando momentos difíciles en nuestro diario vivir, allí es cuando verdaderamente demostraremos cual es la esencia de la vida, de que estamos hechos como personas. Es en medio del fuego que sale a flote, se manifiesta, nuestro verdadero carácter, si hay en nosotros madurez, constancia y sabiduría. En la forma que reaccionamos o las decisiones que tomamos, el mundo verá si hemos sido transformados por el poder de Dios.

La sabiduría no es un toque o un regalo instantáneo de Dios en nosotros, sino el resultado de una larga y profunda relación, permitiéndole cambiar lo fundamental en nosotros. Nuestra mente, emociones, reacciones e intenciones son afectadas por el haber pasado tiempo con Dios. Cuando Dios nos toca, nunca seremos iguales.

El grave problema resurge cuando enfrentamos los dilemas de la vida, conflictos que necesitamos resolver y hay tiempos que tenemos que confrontar a las personas que están siendo causa de los males que estamos viviendo. Este es un tiempo trascendental, porque estamos propensos a embarrarnos y ensuciarnos con lo que otros lamentablemente son. Cuando hay conflicto y un sabio se baja al nivel de un necio, muchas veces termina perdiendo mucho más de lo que ha logrado ganar. Estos momentos pueden robarnos más de lo que logramos salvaguardar. Estamos propensos a perder nuestro honor, respeto, y la admiración de otros, reaccionando de la manera que comúnmente los necios lo hacen.

En estos momentos profundamente difíciles, antes de reaccionar, debemos de considerar cual será el resultado de nuestras palabras y acciones. Porque logrando ganar un simple pleito, podemos terminar perdiendo todo lo que hemos alcanzado en años de luchas, sacrificios y esfuerzos. La sabiduría nos llevará a determinar que es lo verdaderamente valioso para nosotros; la paz, el gozo, la tranquilidad, y el descanso. Pero si entorpecidos, determinamos luchar por ganarle a un necio, lamentablemente terminaremos como ellos.

Monday, April 4, 2011

SABIDURIA, COMPRENDIENDO LAS CONSECUENCIAS DE NUESTRA ACCIONES

Comerán del fruto de su conducta, y de sus propias artimañas se hartarán.
Proverbios 1:31 (LBLA)

En la vida encontramos que hay una LEY que es ambas, natural y espiritual, pero nunca religiosa; es la Ley de la Siembra y la Cosecha. Desde el principio Dios estableció de que todo lo que se siembra producirá un resultado, en toda acción hay una reacción y en todo lo que se hace hay una causa y efecto. Esto no nos debe de alarmar, sino ayudarnos a comprender que nuestra vida no es sencillamente temporal o pasajera, creyendo que cuando muramos todo se acaba.

En la vida hay tiempos en los cuales nosotros cosechamos lo que sembramos, así gozamos del fruto de nuestra obra y energía. En realidad no hay cosas que nos puede dar mayor satisfacción que esta; ver el resultado de una intensión culminada en un esfuerzo. Lo que nos debe de llenar de asombro, aún de preocupación, es comprender que lo que hoy hacemos no solamente impacta directamente nuestras vidas, sino puede afectar a las personas que están a nuestro derredor y a las futuras generaciones. ¿Qué herencia es la que le estamos dando a las próximas generaciones?

Lo que hacemos debe de llenarnos, satisfacernos y, a la misma vez, agradarle a Dios. Las malas conductas y acciones aunque nos satisfaga momentáneamente, nos traen dolor y angustia al final. Más si en nuestro pasado o en nuestras acciones presentes hay cosas que no son de provecho, este es el momento que nos podemos arrepentir y aprender a restituir el mal que hemos hecho, para cambiar el destino que nos afectará justamente a nosotros, pero “injustamente” a otros.

El pecado y las malas conductas no sacian, sino que llega el momento que nos hastiaran, nos hartarán. Aunque podríamos cansarnos de hacer el mal (ojala), hay en nosotros la tendencia pecaminosa y desviada nos lleva a querer sentir algo nuevo o mejor, incrementando así la maldad. Hoy es tiempo de pedirle a Dios que renueve y regenere nuestra conciencia, para que logremos ser sensibles a la voz del Espíritu que nos llama al cambio.