Monday, October 10, 2011

SABIDURIA, FORTALECINDO RELACIONES SEGURAS

No trames el mal contra tu prójimo, mientras habite seguro a tu lado.
Proverbios 3:29 (LBLA)

La vida, es una serie de relaciones, algunas buenas y otras malas. Lo que marca la diferencia en nuestras vidas, si son buenas o malas, depende si nosotros logramos llegar a ser mejores personas como resultado de esa relación. No todas las buenas amistades serán placenteras, porque un buen amigo nos dirá la verdad, no nos dirá lo que queremos oír y no nos engañará, simplemente para mantener una “cómoda relación” con nosotros. No está buscando congraciarse con nosotros, para mantenernos cerca, sacando todo lo que quiere de nosotros.

Una de las cosas más difíciles que podemos hacer en la vida es luchar por las amistades y las relaciones que consideramos valiosas.  Algunas amistades potencialmente tienen la capacidad de ser duraderas, para toda la vida. Como una tierra fértil, la vida de otros tiene que ser sembrada, regada, fertilizada y, aún, podada. Si queremos algo que verdaderamente valga la pena, tenemos que estar dispuestos a invertir en ellos: tiempo, esfuerzo, lo que tenemos, lo que somos y, si fuere necesario, aún dinero. Lo bueno en la vida tiene un costo altísimo, usualmente invertimos más de lo que le sacamos a la vida.

Hay diferentes niveles de la relación, la más profunda es marcada por la vulnerabilidad. En alguna forma estamos exponiéndonos, cuando abrimos nuestro corazón a los demás. Sin esa vulnerabilidad, nunca lograremos amistades profundas y duraderas.  Para alcanzar una relación que verdaderamente valga, no simplemente de conveniencia, debemos aprender a abrir nuestras vidas; ser transparentes sobre quienes verdaderamente somos, porque si nos conocen y todavía nos aceptan, entonces vamos en un buen camino. La vulnerabilidad se establece cuando estamos propensos a que nos queden mal o nos traicionen, más vamos adelante confiados en que estamos edificando una amistad que vale la pena.

Creo que el preguntarnos: ¿Quién desea tener buenas amistades?  Sería de más, creo que cada uno de nosotros deberíamos de preguntarnos: ¿Si nosotros somos las buenas amistades que los demás necesitan y están buscando?  Lo terrible es que la respuesta de la mayoría es que no lo somos.  Antes de pedir que otros sean algo, nosotros debemos de aprender, sabia y prudentemente, a volvernos los amigos que ellos necesitan. Así, y solamente así, podremos cumplir con lo que es explicita e implícitamente esperado de nosotros en toda relación.

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